Perdiste el camino, lo siento de veras. Sé que se siente cuando sin previo aviso las ruedas del destino te gastan la broma irreparable que te hace añicos las esperanzas, que impacta como un ariete de titanio en tus frágiles neuronas, degenerándolas, destruyéndolas...
Dejaste caer las ilusiones de tus alas, dejándolas desnudas y vulnerables.
Abriste la jaula y entraste como un canario obediente, viendo seguridad donde solo hay tristeza, condenándote entre rejas.
Pero hoy te pido que abras tu mente, mires dentro y forjes unas nuevas alas mas bellas si cabe que las anteriores. No te dejes arrastrar, alza la mirada y llora sin temor, pues toda desgracia es solo el cimiento de una buena nueva.
Corre, corre con todas tus fuerzas, abre las alas, sube la mirada y salta lejos. Intenta acariciar el viento, subirte a él y retoma el vuelo que una vez no pudiste completar porque tu copiloto no pudo despedirse.
Y recuerda que si hay una piedra en el camino, vuela y déjala atrás, porque para eso forjaste esas alas cristalinas, para volar...
