miércoles, 13 de julio de 2011

Deneb

Nada cuadra, pero a Deneb no le impresiona. Desde hace horas camina por el centro de la ciudad. Siente la pesadez en sus extremidades inferiores y la desagradable sensación de cosquilleo en su estómago le hace andar de forma discontinua, obligándole a dejar su peso en los puntos de apoyo cercanos.

La niebla es tan densa que dificulta la respiración e impide ver poco mas allá de donde alcanzan los brazos de Deneb que se aferran a cada objeto para no tropezar.
Las fuentes están congeladas, incluso las gotas que salpicaron antaño están cristalizadas y suspendidas en el aire

Una serie de cacofonías inundan las calles. Deneb no se molesta en buscar su procedencia, sabe que provienen de decenas de teléfonos móviles pertenecientes a las figuras inmóviles que se encuentran segregadas por toda la ciudad.
Esas figuras no son seres humanos, sino maniquíes sin rostro ni identidad de ningún tipo, son solo formas articulables y frías como la misma niebla que las envuelve.

Ningún otro sonido ni rastro de vida, solo mas niebla y figuras inertes. Él está cansado de dar vueltas sin sentido, ya ha perdido la fe de encontrar la salida.

En vano intenta recordar como era la forma del sol o el tono que inundaba el jardín de su chalet a las afueras o la cara de Belice, su amada esposa.
Tan solo ve niebla y edificios grises, tristes y vacíos... una ciudad fantasma con un solo habitante incapaz de huir.

El cosquilleo de su estómago, cada vez mas fuerte le obliga a tomar una decisión. Deneb decide poner fin a la búsqueda sin sentido y regresa al único sitio donde aun le queda algo, el Hospital...

La puerta de entrada está desierta, la recepción ocupada por un maniquí con un teléfono móvil sonando a todo volumen en la mano. Desde que Deneb tiene memoria ha odiado esos cacharros.
Sabe perfectamente donde tiene que ir: 1ª planta- UCI.

El cosquilleo de su estómago se hace mas soportable a medida que se acerca a su destino.
Al fin se encuentra ante las puertas oscilantes con cristales que reflejan su imagen. Por primera vez recae en que su reflejo es el de un maniquí, al igual que el resto, en ese plano puede que las leyes sean así.
Coge aire y decide entrar, una rutina que lleva a cabo siempre que vuelve de un paseo en busca de algo que ni él mismo sabe.

Tras un fogonazo de luz, Deneb vuelve a ver con claridad el interior de la sala.
En ella se encuentran dos maniquíes y un cuerpo en una camilla conectado a una máquina. En esta sala el tiempo no parece haberse detenido y los maniquíes no son estáticos, tienen movimiento, aunque no parecen manifestar conocimiento de la presencia de Deneb en la habitación.

Él sabe que ese cuerpo de la camilla es él en el otro plano. Conoce como es su rostro porque puede verlo en la camilla, pero no por memoria, pues apenas recuerda algún rostro o sensación.
También sabe que el maniquí que está cogiéndo la mano a su cuerpo en la camilla es Belice. No muestra ninguna expresión, pero no puede ser otra persona la que siempre está a su lado, aunque en ese momento algo es distinto.
El otro maniquí se acerca a Belice y se miran durante un incómodo rato. Belice firma un papel y se lleva las manos a la cara como si contuviera las lágrimas que Deneb no puede ver.

Por deducción Deneb sabe que el otro maniquí es el doctor, el cual se acerca a la máquina y tras vacilar unos instantes alarga el brazo y gira el botón giratorio que acaba con el movimiento bombeador de ésta.

¡¡¡¡!!!!

El terror le inunda, sabe que significa eso y queda petrificado ante Belice que se ha desplomado sobre el cuerpo de Deneb.

Todo retumba y Deneb pierde el sentido del equilibrio, aunque los colores vuelven, así como la identidad de los maniquíes de la sala.

Ya es demasiado tarde, sabe que le quedan segundos antes de que su esencia se apague y que no podrá despedirse de Belice, pero al menos puede volver a ver su rostro...

Alcanza a ver dos perlas brillantes que se deslizan por el bello rostro de su esposa y siente el cálido aliento de un beso de despedida que se posa en sus labios.

La sala empieza a fragmentarse por cuadrículas, dejando el cielo al descubierto y pudiendo ver como éste también se transforma en vacío.
La luz desaparece y se lleva la consciencia de Deneb, diluyéndola en el espacio energético...

2 comentarios:

  1. Aiiiiiiiiiii, ... me ha gustado muchooo de verdad. T_________T
    Me ha encantado la realidad donde se encuentra el protagonista al estar en coma, aunque es muy lúgubre y siniestra además de solitaria; pero ahí está su encanto ^^

    En fin, un logro muy pero que muy logrado, este relato es uno de mis favoritos ^^ Sobre todo porque ya te dije que yo no sé escribir en presente, me es imposible, jeje.

    PRECIOSOO!! ^-^

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  2. Me alegro de que te guste.
    Tiene que ser horrible vivir dentro de una pesadilla sin saber casi ni quien eres, rodeado de gente y solo al mismo tiempo...
    Por eso he creado el texto sin demasiados detalles, con la esencia basta y sobra.

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